viernes, 2 de noviembre de 2012

Ayuno y mucha agua

** Ocurrió justo antes de marcharme de Buenos Aires. Estaba en una reunión amistosa, todos sabían que volaba al día siguiente. De pronto apareció el tema del cuidado personal durante un viaje. A modo de broma inverosímil largué una sentencia solemne: 'En días de viaje, ayuno y mucha agua'. Sonaba a poeta Bashô saliendo a peregrinar, a ascetismo Zen de alto vuelo (de avión), en todo caso a célebre apotegma fruto de probada sabiduría popular. Luego cambiamos de conversación y quedó sin revelar esa broma de falso tono serio. 

** Ahora aclaro que yendo de viaje me alimento, me nutro, en una palabra 'como'. Es más: exploro todos los rincones de la gastronomía local (cuando me gusta). En el caso de la comida japonesa, no podría decir que se trata de 'comida extranjera': de hecho es la que más me gusta; si estoy en Japón, es la de cada día. La toma de Silvia es elocuente: tan concentrado está el comensal que no advierte a la fotógrafa. 

** Les paso el menú del mediodía: bandeja de tempura (esta vez de langostinos), salsa tentsuyu (compuesta de dashi, mirin, shoyu y un poquito de azúcar), daikon (rábano blanco picante rallado), tsukemono (picle) de pepino troceado fino, sopa de miso y el consabido (e inmenso) tazón de arroz (gohan se traduce 'arroz' pero, de modo general, significa cualquier 'alimento'). Toda esa comida (servida en bandeja de laca) se riega con hirviente ocha (té verde), a discreción (vi a uno cerca bebiendo cerveza, podría haber sido sake: pero no es frecuente al mediodía, en restaurantes de paso). Al ir terminando, se nos acerca la mesera. Uno le dice sonriente oishi! (delicioso), mientras se limpia los bigotes. Ella sonríe y ofrece más infusión. Los vecinos de mesa espían a ver si usamos bien los hashi (palillos), si mojamos bien los tempura en el bol de salsa, si comemos los langostinos hasta la cola, dónde dejamos los restos, en qué orden comemos. De qué hablaremos, chismorrean tal vez entre ellos, de dónde serán. Vendrán por turismo, por negocios. Serán saltadores de pértiga, salteadores, saltimbanquis, vendedores de tanques australianos. Sea como sea, seguro que vinieron a comer, por el empeño que le ponen a la cosa...

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