Contra el potente sentido común impuesto por los grandes consorcios informativos internacionales (ligados a intereses de la industria nuclear norteamericana y francesa), parece que la información veraz empieza a abrirse paso. ¿La honda de David podrá esta vez neutralizar al temible Goliat? El hondero entusiasta (para evocar aquel emocionante poema de Pablo Neruda) es en realidad un involuntario y pequeño equipo que no busca coordinarse. Lo forman: las administraciones central y local japonesas, prensas independientes de Japón y Occidente, las redes sociales y, claro, ¡numerosos científicos! Goliat, como un Holofernes sediento de sangriento apocalipsis. David, suplicando que no pase nada en lo nuclear (porque la cosa no está resuelta, aunque parezca que puede mejorar) y consciente de que lo central siguen siendo las secuelas humanas de la catástrofe. Porque, ¿recuerdan?, lo que ocurrió fue un terremoto de escala 9 y un tsunami con olas de 10 metros. Y las secuelas humanas se relacionan, antes que nada, con los desaparecidos, como indica la dramática mano derecha de este hombre que araña buscando un nombre querido dentro de la larga lista. Las redes sociales están ayudando a ir casa por casa, caso por caso, detectando a cuantos puedan seguir en vida. Es, como siempre, por David por quien debemos apostar. Para tener el alma blanca como tantos japoneses que padecen juntos, y no el alma amarilla de los mismos o parecidos intereses energéticos...que, ¡oh casualidad!, ya se ciernen sobre Libia.
sábado, 19 de marzo de 2011
Fukushima: recentrar el acontecimiento
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