Años más, años menos, el zen se irá aclimatando a las culturas que lo acojan en su seno. En dicho proceso, y dadas sus características, se esforzará por influir en el cuestionamiento y la reorientación de su nuevo entorno. Pero también se amoldará a cada terreno, incorporando instrumentos que le permitan conseguir más fácilmente su fin, siempre el mismo: kensho, la liberación. Todo ello introducirá al zen en el debate cultural y lo hará objeto de una discusión en la que tendrá que mostrar la validez de sus argumentos y de sus logros.
Mientras tanto (lapso que puede ser prolongado), nos seguiremos manejando con una terminología básicamente japonesa, como japonés (y bello) es el jardín japonés de Buenos Aires que ilustra este post. Vale la pena conocer el sentido general de los conceptos que designan el zen, a fin de sopesar sus argumentos y comprender el relato de la experiencia a la que en buenas cuentas remiten. Como aperitivo, sin ánimo de exhaustividad, sigue mención de algunos términos de frecuente aparición en los textos que hablan de zen.
- ZEN. Proceso de despertar o liberación integral de la persona.
- CHAN. Precedente del Zen en la China.
- DHYANA. Precedente del Ch’an en la India.
- BODIDHARMA. Designa el nombre del primer patriarca budista en China, bonzo indio misionero que allí llevó el budismo en el siglo V.
- BODISATVA. Iluminado que, por compasión, renuncia a sumirse en el Nirvana y continúa llevando la vida de un “hombre corriente” (Bonbu).
- MU (“vacío”). En el sentido en que lo utiliza Eihei Dôgen (y en que puede de alguna manera aproximarse a las enseñanzas de Heidegger y de Lacan), la noción de vacío puede ser deducida de esta sentencia de Asvaghosha, contenida en la obra budista Despertar de la Fe Mahayana: “La característica de aquello que está libre de los pensamientos es análoga al ámbito del espacio libre que se expande por doquier”. Concepto análogo a Sunyata, registrado en la tradición de la India.
- KALYÂNAMITRA (maestro). Término sánscrito que significa “amigo de bien”, amigo que te quiere bien. Designa a un maestro espiritual al que, de forma inseparable, se tributa inmenso respeto, temor reverencial y un afecto que colinda con el amor.
- SSUCHÛ/HUOCHÛ (“palabras muertas”/”palabras vivas”). Según Dôgen, el Zen es el cultivo de la palabra viva, el acceso a la palabra viva. Esta noción de la hermenéutica china del Ch’an establece un corte entre, por un lado, palabras defectuosas, adocenadas, falsas, confundidas, abstractas, silenciadas y, por otro lado, lo que brota como exclamación y sintetiza un descubrimiento que así se expresa y que a la par traspasa lo dicho. La práctica del Zazen produce dicho corte.
- KOTOBA (“la palabra”). En línea con raíces animistas japonesas, según Dôgen existe una íntima solidaridad sagrada entre las cosas, la mente que las percibe y las palabras que sirven para designarlas. El lenguaje es, a un tiempo, el material y el territorio de toda la experiencia espiritual, desde el zazen a la iluminación.
- JÔDÔ (“conferencia”), JISHÛ (“seminario”), I SHIN DEN SHIN (encuentro cara a cara: “de mente a mente”). Tres formas concéntricas y centrípetas de transmisión entre maestro y aspirante, habituales en el Zen de Dôgen. Relacionables con los tres anillos retóricos de la enseñanza lacaniana: Université de Vincennes, rue d’Ulm/Panthéon, rue de Grenelle.
- ZAZEN (“simplemente sentarse”). Meditación Zen. En la versión de Dôgen, viga maestra de todo el proceso de aprendizaje espiritual.
- KOAN (“caso legal”). Técnica corriente en todas las ramas del Zen para “ablandar” la mente inquisidora. Pueden ser casos de estudio (historias ejemplares breves de antiguos patriarcas), oximorones o paradojas (una frase, una palabra) destinados a dejar la mente razonante sin escapatoria. Son entregados por el maestro al aspirante y pueden ir cambiando en el curso de la formación.
- MONDÔ (“encuentro”). Sesión de trabajo entre maestro y discípulo. Celebrada a iniciativa del discípulo, es breve (o brevísima) y termina cuando el maestro despide al visitante hasta la próxima. Está lleno de elementos teatrales, expresionistas y paradójicos, con una desarrollada sofística de la relación inter-subjetiva. No es propiamente diálogo ni en todo caso una forma de amistad.
- INKAN SHÔMYÔ (“sello de aprobación del despertar”). Cuando la formación está concluida (por iniciativa del discípulo) y si el maestro concuerda, éste extiende un certificado rubricado con su sello personal. Constituye la habilitación del discípulo como futuro maestro, así como una ceremonia de traspaso de poderes, simbolizados en objetos preciosos y en rituales.
- SATORI (“aclaración”). La palabra deriva del verbo satoru, “conocer”, comprender. No tiene que ver con un conocimiento filosófico o simplemente reflexivo. Tampoco es mera intuición. Designa la situación personal en la que deja de haber sujeto y objeto de conocimiento. Sinónimo de Satori es KENSHÔ, término que enfatiza la liberación o “franqueamiento”.
- SHINJIN DATSURAKU (“cuando el cuerpo/mente se desata, se afloja o se deja caer”). Indica el fruto o resultado cognoscitivo de la iluminación o del Zazen: la emancipación de la mente. Dicho de otra forma, equivale a “presenciar sin mancha” (Fuzenna).
- ROZEIKON (“juego gozoso y enérgico del espíritu vital”). Celebración, alegría, contentamiento del deseo.
- KOTOWARI (“inteligibilidad”). En palabras de Eihei Dôgen, es “la genuina aclaración Zen a través de las palabras”.
jueves, 6 de enero de 2011
Glosario inicial del zen
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