martes, 7 de diciembre de 2010

8/12/10: Fruto de la pasión (Lena Becker)















Mujeres apasionadas en Shikibu, Shônagon y Yoshimoto
Este trabajo es la breve reproducción de las pasiones femeninas que pude percibir en las lecturas de Sei Shônagon, Murasaki Shikibu y Banana Yoshimoto, aplicada al rol de la mujer en su contexto histórico.

La impresión primordial que me dió la primera lectura del Libro de la almohada y de Genji monogatari fue que los miembros de la sociedad arisocrática del período Heian disponían de demasiado tiempo libre. La atención detallista que prestan las autoras y los personajes en ambas obras a cosas que actualmente consideraríamos trivialidades (los rumores, la vestimenta, el juego de los colores, la caligrafía o las cartas de amor) sostenía esta imagen junto con la ansiedad con la que se esperaba las festividades y los encuentros amorosos.

Llevándolo a un extremo, la lectura de estas obras da la impresión de que el hombre pasaba su tiempo espiando a las mujeres en sus aposentos; les tocaba la puerta en la noche, desaparecía en la madrugada y luego no hacía otra cosa que componer poemas de amor hasta volver a tocar la puerta la noche siguiente habiendo subido místicamente a rangos superiores. Esta imagen diverge de lo que dice Morris, según quien “podemos tener la seguridad de que en Heian Kyô había muchos caballeros que trabajaban dura y eficazmente en sus puestos oficiales” y que “les importaba un bledo la poesía”.

Una explicación para la contradicción entre la imagen del hombre transmitida por las autoras y la realidad supuesta por el japonólogo podría ser el punto de vista desde el cual la Historia de Genji y el Libro de la almohada fueron escritas: el punto de vista femenino. Encerradas tras múltiples capas de cortinas, excluidas de los asuntos políticos y de la educación , las mujeres no tenían concepto de lo que hacía el hombre fuera de sus aposentos. Al encontrarse las autoras rodeadas por mujeres que llevaban una vida de incacción y monotonía al punto de considerar el ocio “casi una dolencia física” , las mujeres manifestadas en sus obras reflejan el mundo feminino de la època, màs allà de reconocer que Sei Shônagon y Murasaki Shikibu, como damas de honor, estaban en posiciones más atareadas y con menos restricciones .
Los componentes de la educación que se consideraban adecuados para una mujer en el período Heian eran la calegrafía, la música y la poesía . En La historia de Genji se ve que no todas las mujeres se entusiasmaban por estos artes y que algunas sufrían las consecuencias vergonzosas de una mala caligrafía o falta de genio para la composicón de poemas. En este sentido, Sei Shônagon y Murasaki Shikibu tuvieron mucha suerte. No sólo tenían un talento excepcional en un arte que les estaba permitido desarrollar sino que también se apasionaban por este arte. En el caso de las mujeres menos afortunadas, Morris destaca que para la mayoría de ellas la actividad más interesante eran sus relaciones con los hombres.

Desde luego es dificil comparar las pasiones de las mujeres en dos sociedades tan distintas. La mujer de la sociedad japonesa de la actualidad encuentra todas las puertas abiertas para desarrollar sus intereses, sean los deportes, la filosofía o la política: no se ve obligada a desarrollarse en un ambito de actividades tan limitado como el del período Heian. Es por esto que el siguiente pasaje de Sueño profundo de Banana Yoshimoto llama la atención:
“En la pequeña empresa donde yo trabajaba, estaba tan ocupada que no podía arañar ni un instante para verlo, así que me despedí sin pensármelo dos veces. Hace casi medio año que no hago nada. Durante el día estoy libre, de modo que lo paso a mi aire, haciendo la compra o la colada.
No es que ascendieran mucho, pero yo tenía unos ahorros, y, además, él –que decía que yo había dejado el trabajo por su causa- ingresaba cada mes en mi cuenta cantidades de dinero astronómicas, así que yo podía vivir con holgura. Al principio, dudé pensando: “Soy casi una mantenida”, pero mi filosofía de vida consiste en recibir lo que se me ofrece, de modo que decidí aceptar el dinero. Total, que quizá me paso el dìa durmiendo porque no tengo otra cosa que hacer. No sé cuántas chicas como yo habrá en todo Japón, pero es posible que lo sean esas que te encuentras durante el día en los grandes almacenes con aire extrañamente lánguido, que ni parecen estudiantes universitarias ni personas que se dedican a una profesión liberal. Yo que soy así, conozco muy bien este modo de andar con una mirada errática.”

Sueño profundo, para mí, es una historia que en cierto sentido permite comparaciones con la situación de la mujer del mundo de Genji ya que la protagonista opta por una vida sin ningún contenido y por la dependencia absoluta de su amante. Lo que hace la diferencia es que el estado de inactividad en el que se encuentra Terako, la protagonista, es sólo pasajero ya que el mundo que la rodea le brinda la posibilidad de cambio. De hecho, las protagonistas en todas las obras que leí de Banana Yoshimoto están pasando por una fase de poca voluntad de vivir y están a punto de abandonarse a sí mismas pero el final de cada historia promete la superación de la depresión y el comienzo de una nueva etapa de la vida. Es interesante que en las condiciones actuales las historias amorosas ya no ocupen un lugar destacado sino, si con suerte aparecen, secundario. Así sucede que Terako en Sueño profundo no logra estar feliz en su relación hasta que no vuelva a encontrar el sentido de su vida. Ella deja todo por su amante y en este estado de inactividad y dependencia el lector es testigo del declive de su personaje mientras tiene a su amante al lado.

Más allá de las apariencias espirituales en las obras de Banana Yoshimoto, es distintiva la importancia que le da a la pasión en un sentido desvinculado del amor. Lo que le da fuerza a Mikage en Kitchen es su pasión por la cocina y lo que finalmente rescata a Terako es volver a sentirse útil y capaz a travéz del trabajo.
Al final es esto lo que entiendo como “pasión” en este trabajo: una especie de “voluntad interna” o ganas de vivir que te llevan adelante y que todas las protagonistas en Banana Yoshimoto desarrollan.

Es dificil transferir esta noción de pasión a los personajes en la historia de Genji o a la gente descripta en los diarios de Sei Shônagon y Murasaki Shikibu dado que éstas obras narran escenas de la vida cotidiana que inevitablemente dan la sensación de monotonía y no se comparan con una historia que trate y resuelva una situación en particular. Sin embargo, hay muchas partes en los diarios que indican claramente que las mujeres representadas por Sei Shônagon y Murasaki Shikibu no carecían de esta voluntad interna, sino que solamente vivian en una sociedad que no les permitía desarrollarla. Con “partes” me refiero a numerosas quejas sobre el aburrimiento y, como muestran los siguientes pasajes, descripciones de los límites de sus posibilidades:

“[…] I gradually realized that people were saying ‘It’s bad enough when a man flaunts his Chinese learning; she will come to no good,’ and since then I have avoided writing the simplest character. My handwriting is appalling. And as for those ‘classics’ or whatever they are that I used to read, I gave them up entirely. Yet still I kept on hearing these remarks; so in the end, worried what people would think if they heard such rumours, I pretended to be incapable of reading even the inscriptions on the screens.”

“Después de todo, las mujeres llevan la peor parte. Hay, es verdad, casos en que la nodriza de un Emperador es nombrada Asistente o se le concede el Tercer Rango y adquiere así gran dignidad. Pero poco la beneficia pues ya es una mujer vieja. Por otra parte, ¿cuántas mujeres obtienen tales honores? Aquéllas medianamente bien nacidas se consideran felices si logran casarse con un gobernador e ir a las provincias. Por supuesto, a veces sucede que la hija de un plebeyo llega a ser la consorte de un Noble de la Alta Corte y que la hija de un Noble de Alta Corte se convierte en Emperatriz. Y sin embargo, ni siquiera esto es tan espléndido como cuando un hombre asciende por medio de los nombramientos. ¡Qué complacido se ve este hombre consigo mismo!”

Bibliografía:
BOWING, Richard (Trad.) (2005): The Diary of Lady Murasaki.
St. Ives: Clays Ltd, Penguin Group.
LEBENGLIK, Fabián (Edit.) (2006): El libro de la almohada.
Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
MORRIS, Ivan (1964): El mundo del príncipe resplandeciente.
Girona: Ediciones Atlanta, S.L.
YOSHIMOTO, Banana (2007): Sueño profundo.
Buenos Aires: Tusquets Editores
YOSHIMOTO, Banana (2009): Kitchen.
Buenos Aires: Tusquets Editores

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