Concluye una pequeña gran experiencia: un seminario de posgrado sobre la literatura japonesa "de mano de mujer" (onna de) con título rampante (y certero, creo yo): "Fundación femenina de la literatura japonesa". La experiencia fue, para empezar, la manera infrecuente de entablar la cursada, de forma cooperativa, rodeado de amigos como Paula Hoyos Hattori, Francisco Villarreal, Pablo Grimozzi, Anna-Kazumi Stahl, Liliana Ponce, Amalia Sato, Tomoko Aikawa. ¡Un gran elenco, ni qué decir! Del aula de Nichia Gakuin (escuela japonesa de Buenos Aires, donde tuvo lugar el seminario, coincidiendo con la ocupación estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), salían académicos humos, al par que entraban, por ventanales del todo abiertos, característicos ruidos de patio de colegio y ecos de actividad vespertina barrial. La experiencia era, además, apostar por una devolución. Esta ha ido llegando (generosa) en forma de breves monografías sobre aspectos de lo tratado en clase. En días sucesivos subiré textos de los participantes (¿por qué un post se "sube" cuando, en realidad, lo que hace es "descender" como luz -y pátina- de conocimiento al territorio vacío -e impoluto- de la computadora?). En el orden en que llegaron ascenderán al módico cielo de esta pantalla.
Hasta las fiestas, entonces, este blog periódico se transforma en diario. En los variados intentos, ustedes reconocerán el hálito del sitio: captar lo japonés desde lo occidental. Este intenta ser un blog realista: de la necesidad hace su virtud. Lo que nos da fuerza (virtus) en el estudio (y en la vida) es obrar en estrecho contacto con los datos reales (que a primera vista simulan ser adversos, ya que pareciera que hablamos de aquello que no somos). Contribuciones como estas enriquecen la percepción de lo japonés (contrariando un supuesto privilegio nativo, respetable pero no siempre automático) gracias a una veintena de pares de ojos que indagan vida y milagros de mujeres celebradas de la literatura japonesa. Hoy los dejo con Lía Cavadas: nos habla del silencio.
Valor comunicativo del silencio
"El mundo sería más feliz si los hombres fueran tan capaces
de guardar silencio como de hablar” (Spinoza)
A partir de los textos trabajados en el seminario, se puede observar que el silencio en la cultura japonesa refleja significados culturales distintos a los que se pueden ver en las culturas occidentales. En la cultura occidental el silencio suele tener un tinte negativo, incluso también, despectivo, impacienta, se trata de reemplazarlo con palabras, puesto que en general incomoda.
En la cultura japonesa, sin embargo, el silencio puede significar: confianza, compartir un momento con seres queridos, un momento de reflexión, de observación, de contemplación, de calma o tranquilidad, de respeto:
Aquí tenemos un claro ejemplo del silencio como señal de respeto:
Genji Minamoto deploraba la clase de vida extrañamente desarraigada que llevaba su hijo.
-Si has abandonado ambiciones en esa dirección -le dijo-, el ministro de la Derecha
y el príncipe Nakatsukasa parecen interesados en ti, y confío en que te decidirás por uno u otro. -Sin embargo, su hijo se limitaba a mantener una actitud de silenciosa deferencia.
-A mí tampoco me hizo mucha gracia obedecer las lecciones de mi difunto padre sobre este particular, por lo que no estoy convencido de que deba hacerte pasar por lo mismo -siguió diciendo Genji-. No obstante, la experiencia me indica que lo que él me dijo era tan cierto ahora como siempre. (S. Murasaki, La historia de Genji, p. 665).
El silencio también puede ser utilizado para evitar conflictos, aquí se demuestra que no se da una respuesta por el solo hecho de hacerlo, se habla cuando se considera pertinente o adecuado.
-¿No crees que la salsa blanca del gratinado parece líquido gástrico? –ha murmurado mi hermana.
Yo sin hacerle caso, he bebido un trago de agua con hielo.
-Esa temperatura tibia, su tacto húmedo, sus grumos…
[…]
Yo he seguido sin prestarle atención. […] (Y. Ogawa, El embarazo de mi hermana, p.22).
El silencio es igualmente medio de comunicación de sentimientos de amor, de amistad y complicidad:
Shiori siempre sonríe en silencio (B. Yoshimoto, Sueño profundo, pp. 60-61).
Compartir emociones y transmitir sensaciones en silencio.
En los siguientes ejemplos el silencio refleja reflexión y observación:
A las dos horas ya había terminado: me levanté, dando un profundo suspiro, y lo vi a él sentado en silencio frente a la mesa de fondo de aquella luminosa oficina desierta. Me quedé de piedra. (ibíd. p. 68).
No podía hacer otra cosa que permanecer en silencio, escuchándola. (ibíd. P. 61).
Aquí se puede comprender el silencio como descanso, como representación de la calma. No hace falta hablar por hablar, llenar el vacío del silencio, el silencio también se disfruta y muchas veces es necesario:
La estancia estaba extrañamente silenciosa
- ¡Qué silencio! – comenté.
No estaba ebria en absoluto. Sentía una paz total. Nada me entristecía y, por lo tanto, nada tenía que decir.
- ¿Te ha pasado algo? – quiso saber Shiori. Su manera de preguntar era tan solícita como la actitud de un perro fiel. […]
Lo cierto era que, aquella noche, el apartamento de Shiori estaba sumido en un silencio absoluto. Aparte de nuestras voces, se había extinguido cualquier otro sonido. Como un iglú en una noche en que se hubiera acumulado a su alrededor la nieve recién caída. La fina voz de Shiori destacaba aún más en aquel silencio.
- Pues no. ¿Te molesta el silencio? –preguntó.
- No, no. No me quejo. Además, estoy aquí de visita –dije. Sólo que me daba la sensación de que a mis oídos les pasaba algo.
- Últimamente no soporto ningún ruido –reposo Shiori […] (ibíd. pp. 40-41).
Otro ejemplo donde el silencio sirve como canal de transmisión de emociones, es cuando en el Genji Monogatari los personajes admiran juntos y en silencio el florecimiento del cerezo bajo la luz de la luna, este es un momento especial que estos individuos comparten, cuyo silencio representa la confianza entre ellos, el momento de reflexión y observación que produce este acontecimiento, y el respeto que esto invoca en los personajes; el silencio transmite aquí varias emociones y sensaciones. Los silencios son intervalos agradables donde se disfruta del momento compartido.
El valor comunicativo que tiene el silencio para esta cultura no es el característico del estilo de la comunicación en las sociedades occidentales, justamente: el verbal. En nuestra cultura, el silencio muchas veces es indeseado e incluso intolerable, en la mayoría de los casos, llega a incomodar. El silencio puede entenderse en varias ocasiones como falta de comunicación. También puede significar o transmitir desinterés, indiferencia, rechazo.
En la cultura japonesa, por el contrario, el silencio puede ser hasta más comunicativo que la expresión verbal.
El papel del silencio en la cultura japonesa puede notarse ya en los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando después experimentar y recaudar información de la cultura china, Japón comienza un período de aislamiento, o mejor dicho, de asimilación. Japón decide aislarse para asimilar la información recolectada de China, para analizar y aclimatar lo absorbido a la propia cultura. Se podría decir que aquí se produce un silencio por parte de Japón, como proceso de observación y reflexión frente a la información captada.
El silencio se agrega al tópico del sueño para constituir, en la cultura japonesa, medios de expresión, medios de comunicación, más tradicionales que la expresión verbal. También mediante los sueños, los personajes, transmiten sentimientos, sensaciones, realizan reflexiones y se conectan entre sí. El sueño también es un sistema de comunicación entre personajes, aunque no se hará aquí más que una mención y breve ejemplificación del sueño como canal de comunicación:
Antes también sucedió algo parecido, ¿no?-dijo Yuichi-. Hablamos en un sueño. ¿Ahora también así? (B. Yoshimoto, Kitchen, p.134). Mikage habla con Yuichi en sueños.
En Sueño profundo, Shiori, e incluso también Terako, comparten los sueños de otros: Cuando el ritmo de su discurso y el ritmo de mis movimientos de cabeza llegaron a una sincronización tan perfecta que casi rayaba en el territorio del arte, empezó a darme la impresión de que aquello se parecía mucho al “sueño compartido” de Shiori […] (Sueño profundo, pp. 37-38). Terako vive inmersa en un sueño, incluso su vida se va convirtiendo en un sueño.
Un claro ejemplo de cómo los protagonistas se comunican en los sueños, incluso mientras sueñan despiertos, es cuando Shiori se comunica con Terako en un momento donde ni ella puede distinguir si está despierta o soñando:
- ¿Te encuentras mal?[…]
- ¡Oh, no! Estoy bien. Sólo tenía un poco de sueño –contesté.[…]
- Ve enseguida a la estación.
Me lo dijo tan de improviso que me sobresaltó. Yo volvía a estar a punto de dormirme. […]Pero tengo la sensación de que eres la única que está así por mi causa… Sí, eso es lo que me parece…Lo siento. Perdóname. Sabes quién soy, ¿verdad? –Formuló esa pregunta como un conjuro, con los ojos clavados en los míos.
- Tú…
Mis palabras resonaron de tal modo que abrí los ojos sobresaltada. Ante mis ojos ya no había nada, sólo la fría niebla que flotaba envolviendo el parque y emborronando mi campo visual.
¿Había sido un sueño? (ibíd. pp. 60-62).
Los tópicos silencio y sueño se entrelazan:
Y mientras hacía movimientos afirmativos con la cabeza, intuí vagamente que aquel hombre desempeñaría un papel importante en mi vida. Dos personas medio dormidas sentadas en una mesa, sin palabras […] (Sueño profundo, p. 70).
Nunca lo ha formulado claramente, así que debe de ser un deseo inconsciente, pero a él le gusta que yo permanezca siempre en mi habitación, sin trabajar, viviendo sumida en el silencio, y que, cuando quedamos, nos encontremos por las calles como si fuéramos la sombra de un sueño. Me cubre con bonitos vestidos y me pide que tanto mi llanto como mi risa sean silenciosos. (ibíd. p. 35) En este caso se intenta negar la realidad conflictiva mediante el silencio, tratando de generar una calma y tranquilidad que la realidad no permite alcanzar. Por otro lado, la protagonista está sumergida en un sueño profundo del cual siente no poder salir, ya que allí se siente a salvo. La realidad y el sueño se mezclan, lo único que escucha Terako en sus sueños es la llamada de su amante, lo único que la conecta con la realidad, lo único que la hace volver a la realidad.
En Kitchen podemos ver cuando, en un sueño de Mikage, ella y Yuichi comparten conversaciones, reflexiones, un té, una canción y que luego al despertar la experiencia del sueño se entremezcla con la realidad:
¡Caramba! Si ya está durmiendo, tuve la sensación… de que oía en algún rincón de mi mente la voz de Yuichi […] (Kitchen. p. 53).
De repente, pensé que lo del ramen era una extraña coincidencia y, bromeando, dije a Yuichi sin volverme:
-En un sueño también hablábamos de ramen, ¿sabes? –dije. (ibíd. p. 59).
Sea como sea, guardo en mi corazón una emoción suave que desaparece cuando se expresa con palabras. El futuro es largo. En las noches y mañanas que irán sucediéndose, alguna vez, quizás este momento se convertirá en un sueño. (ibíd. p. 60). A partir de esta cita se puede observar el papel fundamental del silencio y el sueño como medios de comunicación. La emoción incluso desaparece si se la intenta expresar con las palabras.
A partir de estos ejemplos, podemos decir que el valor comunicativo del silencio obedece a una tradición cultural y a un estilo social de aprendizaje. En la cultura japonesa se valora dar una respuesta correcta, pensando en qué se va a decir y en qué momento. Existe una metodología comunicativa diferente, donde el foco está puesto en el proceso comunicativo, en los usos o valores del silencio, y donde la intuición, la percepción y los sentidos juegan un papel fundamental. Interpretar el silencio dentro de una situación comunicativa, dentro un contexto determinado es parte de esta metodología. Muchas veces lo no dicho cobra más importancia que lo expresado con palabras. Se puede resaltar entonces que en esta cultura predomina el escuchar y contemplar sobre el hablar y que el silencio es un canal fundamental de comunicación.
Sea como sea, guardo en mi corazón una emoción suave
que desaparece cuando se expresa con palabras (B. Yoshimoto, Kitchen)
Bibliografía:
Murasaki, Shikibu: Genji Monogatari. cap. 1-9 y cap. 32. Campus Virtual.
Ogawa Yoko (2006), El embarazo de mi hermana: Madrid: Funambulista.
Yoshimoto Banana (2009): Kitchen. Trad: Junichi Matsuura . Barcelona: Tusquets.
Yoshimoto Banana (2006): Sueño profundo. Barcelona: Tusquets.
viernes, 3 de diciembre de 2010
3/12/2010: En manos del silencio (Lía Cavadas)
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