lunes, 13 de diciembre de 2010

15/12/10: Música de Mishima (José Luis Hernández)

LA MUJER Y UNA FORMA DE ESCUCHAR MÚSICA
The principle of “Good wife and wise mother” had been the essence of Japanese women education until the end of World War Ⅱ in 1945. This education for “Good wife and wise mother” aimed to train girls to have the thoughts that they regard nation state as family and to do her best for the family members. The premise was no an equal couple but a patriarchal family that a wife was more low position than a husband. (Junko Kiguchi)

Hay que comenzar por lo que dice Junko Kiguchi, el principio de “la buena esposa y la sabia madre”, esta era la idea desde la era Meiji hasta el final de la segunda guerra mundial. Japón cambia después de la guerra y esto es ocasionado claramente por la imposición que se hace de occidente en la cultura de este país, claro está que ya había comenzado en parte cuando el comodoro Perry logró persuadirlos para aceptar un acuerdo comercial. Shûichi Katô afirma que para Mishima, “the good old days meant the thirties the age when the emperor was divine and in some vague way ´the centre of culture unity´” (Shûichi Katô, pág, 289). En el capítulo 23, Hanai envia una carta al doctor en la que dice, el psicoanálisis destruye la cultura tradicional japonesa. Mishima estaba de acuerdo con aprovechar todo lo que se pudiera del mundo occidental, sin embargo, no sentía igual cuando no se hacía de manera tal que su identidad japonesa se esfumara.

El Japón de Música, la recordada novela de Yukio Mishima, recién está iniciando su transformación, debido a las nuevas políticas que se adoptan en este país de oriente. En esta medida, la forma en que se ve a la mujer y la manera en que se identifican en la sociedad no son las mismas y por eso hay una ruptura, entre la nueva mujer y la de la familia, la sabia madre y buena esposa contra las que quieren gozar de libertades que antes nunca las pudieron soñar. Música (ONGAKU) fue publicada en el año 1964, y relata las incidencias de un examen psicoanalítico, que se hace a una mujer del Japón de la posguerra, sobre un caso de frigidez, tal como lo dice en el prefacio del editor.

Al comenzar nos encontramos con la advertencia para lectoras de sexo femenino. Dice la voz del editor que hay dos preocupaciones y una de ellas va dirigida a las que pueden leer y criticar el tratamiento que se hace de la sexualidad femenina. En el mismo prefacio se subraya ejemplarmente que la mujer protagonista del informe no es normal y para concluir siempre remarcando lo que será el relato en su totalidad alude a que lo relatado puede llegar a sucederle en especial a las mujeres. Afecta a las mujeres porque es una mujer la que es examinada e igualmente debido a que el cuestionamiento de las actitudes del hombre en realidad no son puestas como relevantes sino para juzgar el comportamiento de la mujer.

El doctor muestra un particular interés en los casos de las chicas jóvenes. “se trata de chicas jóvenes que acuden a mí para satisfacer su exhibicionismo mental, confesando todo tipo de manías” (Mishima, 1964, pág. 10), este interés es debido a que son ellas las que más acuden a consultas con él. Reiko es la chica joven en la que se va a centrar el informe. Ella viene de Kofú, y es hija de una familia muy rica y de larga tradición que le permite estudiar lejos, con excusa de la preparación para el matrimonio, sin embargo, la intención de Reiko es evitar una boda arreglada con su primo. Una nueva necesidad para las mujeres japonesas jóvenes que buscan independizarse de los controles impuestos por la sociedad y en especial por los hombres.

El problema de Reiko es no poder escuchar la música, cuando lo intenta no lo logra. Tiene un problema con su pareja Ryuichi Egami, tuvieron relaciones sexuales y ella no era pura, es decir, ya lo había hecho antes con su prometido de la niñez. En tanto que una mujer en Japón intenta romper con las ataduras sociales impuestas, es muy fácil para ellas como para Reiko, volver a bajar la cabeza ante los hombres. Acá el problema es sólo de ella, de cómo se entrega al hombre que ama y que éste la acepte tal como es. No obstante, no pareciera que existir ninguna presión para el rol masculino. Por esta razón Reiko piensa que Ryuichi no le ha pedido matrimonio.

No poder oír la música, no es nada más sino una metáfora utilizada para reemplazar el problema de frigidez y una de las primeras muestras de que los análisis hechos a partir de los relatos de Reiko no podían ser veraces, puesto que para tales estudios se necesita que el paciente confie en contar la verdad en pro de un diagnostico acertado. En este lugar no sólo se pone a prueba la capacidad de los estudios psicoanalíticos en los japoneses sino en las personas de cualquier procedencia. Por tanto, sería posible asumir que para Mishima, Música también es una crítica hacia los que intentan entender Japón utilizando herramientas del pensamiento occidental.

Por otro lado, la pérdida del orgasmo en Reiko está relacionada con la mala sensación que le genera no poder satisfacer a su amado. Es decir, en ningún momento la responsabilidad del hombre se tiene en cuenta, sino que el temor por no poder tener esa satisfacción y que por esta razón Ryuichi no se sienta bien con ella, posiblemente sean las razones que generan el problema de ella . Esto dentro del marco de la sociedad japonesa no tiene nada de extraño, ya que son ellas las que siempre tienen que bajar la cabeza ante el hombre.

Akemi, la amante y enfermera que ayuda al doctor, comienza a complejizar su relación y su situación como mujer. El doctor piensa que lo que tiene con su ayudante es perfecto porque goza de libertad y al mismo tiempo son fieles el uno al otro. La mayor preocupación de Akemi es quedar en embarazo y así perder la libertad, aún así siente temor cuando está en presencia de Reiko, quien de alguna manera goza de otro tipo de libertad que se encuentra en pasar de un amor a otro buscando la placer. ¿Es acaso Reiko la mujer que supera al hombre, con la condición de no obtener el climax?
El doctor llega a una conclusión, apresurada, para tan corto tiempo conociendo a la joven mujer. Cree que el problema de Reiko viene de una necesidad por reivindicar los derechos de la mujer (en Japón) y así reclamar igualdad, como lo dice Kazunori;
“Aquí aparecen su sentimiento y su corazón, los que no admiten la diferencia de sexo entre lo masculino y lo femenino. Para usted, tiene mucha fuerza el hecho de reivindicarse a favor de la mujer en cuanto a la igualdad de derechos: no quiere admitir el destino y piensa que es injusto que los hombres pueden ser agresivos sin que nadie les acuse. Desde muy pequeña fomentó su rabia y no podía entender una cierta superioridad masculina en el estudio y en el juego… usted quiere igualar, en todos los sentidos, a la población femenina con la masculina” (Mishima, 1964, pág, 38)
Pero es sólo igualdad lo que busca Reiko o en cierta medida la necesidad de que no haya diferenciación o discriminación de ninguno de los dos, que no se miren de formas diferentes y de algún modo, que ambos terminen siendo andróginos. A pesar de esto, según el doctor, a ella no le queda otra salida que aceptar ser una señorita e implícitamente que es inferior, eso no se puede cambiar.

Reiko no sólo engañaba a un doctor sino a su pareja, a uno contaba anécdotas no muy precisas que no ayudaban a hallar la respuesta a sus males sino que también engañaba a su novio escribiendo en un diario mentiras que sabía leería él. Ambos caen en la cuenta de sus ficciones. Ella lo hace debido a su locura, o para llamar la atención de aquellos hombres que la escuchan y les interesa lo que pueda pasarle. Es una mujer con problemas pero no se sabe si busca solucionarlos o si todo es un juego.
Lo que Reiko ansía es el poder del hombre, ser igual a él. Ya reconocida la imposibilidad, desea encontrar una manera de ser superior y por eso ve la oportunidad cuando se dirige a donde está moribundo su prometido. Allí goza de una superioridad que no había sentido al lado de su fuerte amante. “En cualquier momento podía sujetarlo yo sola y romperle un brazo” (Mishima, 1964, pág, 75) Ella tenía en sus manos al hombre que le podía arrebatar su vida, su libertad, aquel al que su padre dio como prometida y por el que huyó a Tokio. Ahora él era débil y ella se sentía superior al fin. ¿Las mujeres en esta novela de Mishima buscan el poder porque sienten que nunca lo han tenido o tan sólo quieren tener las ventajas que ostenta el hombre?

Todo ligado con la tradición, desobedecer a los padres como prácticas del nuevo sistema democrático, es decir, un nuevo ejercicio entre los jóvenes japoneses que no aceptan la tradición, en la que sus padres deciden la vida de ellos. El padre de Reiko siente que: “Hoy en día disfrutamos de un clima de democracia y, por ello, respetamos siempre las ideas de nuestros hijos” (Mishima, 1964, pág, 82), y es por esto que se equivocan, toman decisiones que afectan no sólo a ellos sino a sus familias. La llegada de estos nuevos sistemas van modificando las costumbres del pueblo japonés, desde el gobierno hasta sus ciudadanos. Otra vez, aparece el conflicto con lo tradicional y lo de afuera. Parecerá ambiguo Mishima cuando se somete a cuestionamiento el límite que tiene con respecto a la intrusión del pensamiento occidental.

Reiko conoce a Hanai en un viaje para alejarse de todos sus conocidos. Él está a punto de cometer suicidio debido a que es impotente, pero la llegada de ella le cambia la decisión y de ahí en adelante comparten cada uno por su parte su frigidez y la impotencia. Reiko goza de nuevo con la sensación de placer que le causa estar junto a un hombre que no posee la virilidad normal y comienza a caer en la cuenta de que esta situación está relacionada con la que acaba de vivir con su difunto prometido. Hanai conoce también al doctor, ya que lo busca después de haberse sentido utilizado en la relación que tenía con ella y le cuenta lo ocurrido. Cosa que sirve para el psicoanálisis de Reiko. Después del tiempo Ryuichi se encuentra con esta mujer que no puede sentir frente a su apartamento y pide ayuda a Kazunori. Ella sufrió una recaída, debido a lo que le pasó con hanai. Cuando narra lo que pasó, vuelve a las mentiras, ya sean voluntarias o no, como lo había hecho antes. No obstante, con las continuas preguntas del doctor, él percibe algo, en su mente cree encontrar a otra mujer o quizá a la verdadera, “continué acosando a Reiko con mis preguntas y me encontré frente a su naturaleza diabólica” (Mishima, 1964, Pág, 142), diabólica mujer que busca la superioridad ante los hombres pero que al mismo tiempo posee virtudes que hacen al hombre sentirse bien cuando están con ella:
“La figura de Reiko, tendida ante mis ojos me sugería la misma imagen: una ciudad nocturna donde se ocultaba vicio y virtud. Los hombres, uno a uno, intentaban explorarla, pero no eran capaces de penetrar en sus rincones más remotos, donde se hallaba su verdadero secreto” (Mishima, 1964, pág, 146)

Acá mismo, y en muchos otros pasajes de la novela, Mishima delata a un doctor que no puede gozar de la supuesta objetividad que debe poseer todo psicoanalista. No sólo los hombres de la vida de Reiko están a la expectativa de ella sino también los que no tienen ninguna relación cercana con ella.

Después de todo, qué es lo que le pasa a Reiko. Ella fue violada por su hermano. Eso ocasionó que sintiera miedo de quedar en embarazo, situación que la afectará en sus siguientes relaciones. La mente de ella la engaña y a los demás también. La única solución es confrontar a su hermano de nuevo, junto a su doctor y su novio, darse cuenta que el hermano ya tuvo un hijo con una prostituta que lo mantiene y que está viviendo en la miseria. Darse cuenta de la causa de la enfermedad, cura a Reiko, la hace apta para tener una relación estable con Ryuichi. ¿Mishima propone como alternativa al psicoanálisis y al mismo tiempo al pensamiento occidental para entender los padecimientos o la mente de los japoneses o hay una crítica a todo lo que representa la intrusión del hombre blanco en su cultura tradicional? ¿La mujer está siendo partícipe activa en la transgresión de las costumbres, o está mostrando de nuevo toda la fuerza que tiene la mujer heredera de Murasaki Shikibu para Mishima?
Desde la aparente ambigüedad de Mishima, sus mujeres en “Música”, dejan una profunda incógnita, si se parte de la serie de mentiras desde donde parte el narrador para conocer a Reiko, ¿son mujeres autosuficientes e iguales al hombre o quieren serlo pero no pueden? De pronto se puede afirmar que para este japonés que llevó todo a su extremo, las mujeres tanto como los hombres manejan toda una serie de poderes y que son sólo algunas las que logran hacerse conscientes de esto, teniendo en cuenta que el poder no sólo se simboliza en la fuerza sino en el nivel de persuasión que se ejerce sobre los demás seres humanos, en este caso, Reiko lo logra, persuade, es poderosa.

BIBLIOGRAFÍA:
Kiguchi, Junko. Japanese Women’s Rights at the Meiji Era.
Katô, Shûichi. Japan opens to the world.
Mishima, Yukio. (1964) Música (ONGAKU). Editorial Seix Barral (1993)
Silva, Alberto. Mishima, aventura y desventuras de la diversidad.

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