jueves, 20 de mayo de 2010

21 mayo 2010: Cultura digitada, cultura digital

El sol sube tímido y desvaído en la mañana de Kioto. Es grato pasear con abrigo por el jardín al sur de mi clase. En cambio, en Shiga (provincia desde donde viajan diariamente varios estudiantes) nieva tupido y es baja la visibilidad. Regido por estrictas consignas de seguridad, el tren espera en Nara. Una estudiante advierte que no llegará a tiempo. Manda un mensaje de texto, acompañando una breve galería de fotos del evento: la trompa del vagón en la ventisca, ángulos de una ventana desde donde se divisa el nombre de la estación, un hombre encorvado transita dejando huellas que, en segundos, se hacen leves. Hora de registro de la foto: 8.10. Dado que su clase empieza a las 9.00 (9hs significa: nueve en punto), dado que viene del sureste y la universidad está hacia el noroeste: lleva un retraso de al menos una hora. Las fotos de Naoka cuidan su estética, el mensaje no resigna cierto humor. Juega con la abundancia de aes del español, algo que escuchó explicar al profe en clase: Barada (así, con b larga) en Nara. Recuerda aquel juego familiar que consiste en proponer definiciones mediante frases con una sola vocal (de forma que "televisión" vendría a ser "la caja tarada").

El celular (keitai denwa 携帯電話, literalmente "teléfono portátil”) entra en acción en todos los ámbitos de la vida de los jóvenes. Se contabilizan en Japón 112 millones de celulares para 127 millones de habitantes, según datos de este año 2010. Considerando que un tercio de la población tiene más de 65 años y que muchos empleados o profesionales disponen de varios (2, 3, a veces 4, relacionados con diferentes roles sociales o laborales), llegamos a que “todo el mundo” activo (por trabajo o estudios) se comunica por keitai.
El núcleo duro del consumo de keitai son los niños (el keitai es un adminículo obligatorio para niños escolarizados a partir de seis años: se desplazan solos a/desde el cole). Así, la nueva tecnología (y el merchandising de las marcas) acompaña de cerca (y en cierta medida determina) la evolución de los jóvenes, con lo que las funciones de los keitai nos informan sobre la mentalidad juvenil y los modos de vida y consumo de un sector (de no más de 25 millones de habitantes) entre 6 y 25 años.
Con servicios adaptados para ser utilizados en teléfonos móviles, sitios japoneses como Mixi, Mobage Town o Gree marcan el ritmo de los usuarios nipones (no sólo jovencitos) y generan incalculables ingresos con la venta de accesorios virtuales. A través de los móviles, y respetando la etiqueta de silencio y educación que impera en los lugares públicos de Japón, los usuarios del servicio para móviles de Mixi aprovechan las pausas en la rutina diaria de los japoneses para permitirles (o: azuzarlos a) intercambiar de forma discreta fotos, consejos, comentarios, vídeos o noticias. Es la falacia y el espejismo de la sociedad japonesa: tamana explosión comunicativa intenta neutralizar su angustia ante el aislamiento y la soledad.
Padres, profesores, políticos y otros supuestos "adultos" no parecen percatarse de este influyente fenómeno juvenil: miran hacia otro lado y no consiguen comprender que los jóvenes, incluso sin pedirlo, necesitan que les echen una mano en este punto. Para ampliar su perspectiva sobre lo que están haciendo. O al menos para que alguien les explique que viven al ritmo de los grandes emporios de tele-comunicaciones digitales.

2 comentarios:

  1. Una imagen que me quedó grabada en la retina cuando estuve en Japón fue la de chicos de primaria y secundaria viajando en tren. Me llamaba la atención cómo intercalaban la conversación entre pares con el chateo/e-mail en sus celus. Se producía una suerte de "espacios vacíos" en sus charlas cuando uno recibía o mandaba algo por el celu, que frenaban la conversación y llevaba al resto a conectarse tb. Pero lo llamativo era lo rápido, constante y "cíclico" del asunto: quizás no había más de un minuto de conversación sin corte. Como si todos se manejaran constantemente en varias dimensiones al mismo tiempo (la virtual y la real).

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  2. Lo que vemos en los trenes se reproduce en: hogares, clases, sitios de recreación, templos. Y, con menos intensidad, se observa igualmete en el comportamiento de los adultos. Es muy interesante lo que dices y se me ocurre agregar en la misma línea tuya: se va difuminando, per-virtiendo, una distinción tradición que enseñan en las facultades de ciencias sociales, entre rol público y rol privado. El keitai crea un espacio micro-social, grupal, al mismo tiempo que permite controles aleatorios desde las instancias de autoridad. Así los padres pueden entrar a "mirar" el chateo de sus hijos, el director de escuela los intercambios entre alumnos (sobre todo si son con alguien de fuera de la comunidad escolar), el jefe de oficina ciertas movidas de algún empleado a prueba.

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