martes, 3 de noviembre de 2009

3 noviembre 2009: ¿Podemos comparar a Japón con Argentina?

Como colofón a la visita de Krugman, recibo un interesante comentario del Prof. Juan López Chorne. Precisa que no es “especialista en Japón”. Yo aclaro que es un serio docente/investigador, economista de la Universidad Nacional de Quilmes, observador cuidadoso de la escena argentina e internacional. Sus reflexiones resultan muy aclaratorias. Los dejo con ellas:


Me parece que en Japón la hipótesis de una "caída al abismo" del tipo Argentina-2001 resulta simplemente inimaginable. Conviene apartarse de la comparación de fundamentals entre el Japón de hoy y la Argentina de entonces: es mejor centrarse únicamente en la situación y en las acciones que precipitaron nuestro colapso de 2001-2002.


Por aquellos años, Argentina y Hong Kong eran los únicos países con un tipo de cambio fijo (tal vez algún otro perdido por ahí): la economía estaba dolarizada; y fundamentalmente casi todo el sistema financiero lo estaba, agudizado esto último por algunas medidas erradas/desesperadas del ministro Domingo Cavallo.
Quiero decir que el sistema financiero argentino y su historia de repetidos cracks no es la del Japón. Tampoco lo es el comportamiento de agentes económicos en uno y otro lado. En Argentina, el crack ha sido un acto reflejo, racionalmente practicado: retirar la plata de los bancos, dolarizarse y enterrarla junto al hueso del perro. Todo esto justificado por las repetidas veces que se tomaron decisiones basadas en razones que eran simplemente culturales, idiosincráticas, o como quieran llamarlas. Este tipo de argumentos está fuera del menú de opciones de las autoridades japonesas, quienes preferirían hacerse el harakiri (no lo dudo) antes que practicarlas: Plan Bonex, Corralito, pesificación, por mencionar las más recientes...
En su irracional hiper-racionalismo (pretendidamente pseudo-positivista), estas "variables", creo, las descuidan muchos economistas que olvidan que detrás de sus agentes racionales maximizadores hay un actor mucho más complejo de lo que suponen o gustarían. Me vienen a la memoria dos frases de mi profesor de Tópicos de Macroeconomía:
- Si hacen un doctorado en Economía, nunca se pregunten para qué.
- Al contrastar los resultados de su modelo con la evidencia empírica, lo que falla no es el modelo sino la realidad.


Amén. ¿Así las gasta Krugman?

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