viernes, 26 de junio de 2009

26 junio 2009: Más sobre misiles norcoreanos

Corea del Norte amenaza de nuevo. Sigue en pie lo planteado en el blog del 11 de junio. Completando la reflexión de aquel día, notemos la astucia con que Estados Unidos aprovecha una situación que no ha creado.

Según consenso entre los técnicos balísticos, los cohetes nor-coreanos tienen un alcance territorial reducido.
- Podrían llegar a China. Pero lanzarlos hacia allí sería suicida para el régimen de Pyon-jiang, considerando la contundente respuesta que el gigantesco vecino no dejaría de asestar.
- Podrían alcanzar a Corea del Sur. Pero atacarla contradiría un aspecto de la estrategia nor-coreana consistente en no estorbar la re-unificación de la península, que tanto les conviene.
- Sólo les queda Japón. Pero, para ellos, decir Japón significa decir Estados Unidos. Y es frente Estados Unidos que Corea del Norte busca posicionarse, como paso diplomático previo hacia algún tipo de transición interna.

Los norteamericanos aprovechan esta situación (que nadie confiesa expresamente) y ahora afirman (con trampa) que los misiles podrían alcanzar incluso la lejana Hawai, territorio estadounidense. La necesidad de defender territorio nacional busca tornar creíble un razonamiento diplomático engañoso. En este momento, su diplomacia en Corea del Norte es antes que nada preventiva. Y a continuación destinada a pescar en el río revuelto de unas relaciones este-asiáticas que no terminan de superar la guerra fría. Todo lo que debilite a Corea debilita a sus aliados, razonan los norteamericanos. ¿En qué otro aliado podrían estar pensando sino en China (aunque esta comienza a tomar distancia de Corea del Norte, como acabamos de ver por su voto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas)? Desde hace un siglo y medio, la diplomacia norteamericana para el Este de Asia parte de la presuposición (penetrante y precursora, todo hay que decirlo) de que China acabará siendo una potencia a nivel mundial. Cada vez queda más claro que los estrategas norteamericanos anduvieron en lo cierto desde el siglo XIX.

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