miércoles, 1 de julio de 2009

1 julio 2009: ¿Quién paga los platos rotos?


A contra-corriente de la crisis internacional, la producción industrial de Japón aumentó en abril un 5,2%, su mayor ritmo en casi 60 años. Al mismo tiempo, crece el desempleo y cae el consumo en el archipiélago. ¿Cómo se explica esta contradicción?

Japón está inmerso en la recesión desde mediados del 2008, más o menos desde que Estados Unidos empezó a hablar oficialmente de crisis global. En la segunda economía del mundo dicha crisis se manifiesta en caída del consumo, deflación, aumento del paro y una contracción de dos dígitos en su PIB (producto interior bruto). Veamos el detalle.
- En abril, el desempleo aumentó a una tasa interanual del 5%, con 710.000 nuevos parados respecto a 2008, en su 6º mes consecutivo de incremento. Según el Ministerio de Asuntos Sociales, la cifra de parados es hoy de 3.460.000 trabajadores. De ellos, 1.400.000 corresponden a despidos de estos últimos meses.
- El consumo tampoco se ha recuperado, a tenor del dato de gasto hogareño recién divulgado esta vez por el Ministerio del Interior. En abril, este indicador retrocedía por 14º mes consecutivo, hasta registrar una caída del 1.3% frente a 2008. El consumo interno supone un 55% del PIB y ha sido tradicionalmente un dato débil en Japón, donde los niveles de ahorro están entre los más elevados del mundo.
- Por su parte, el Gabinete del Primer Ministro hoy dio a conocer datos del IPC que, de nuevo, convocan el temido fantasma de la deflación. En abril, el Índice de Precios al Consumo cayó una décima frente al mismo período de 2008, por segundo mes consecutivo, después de que durante más de un año ese indicador se comportara al alza.

Pocos salen beneficiados de la crisis. Por ejemplo: las grandes corporaciones. Son una parte limitada de la mano de obra nipona, aunque brindan la imagen tópica de toda la economía nacional. Muy dependientes de las exportaciones, se ven favorecidas por la actual coyuntura cambiaria. Para ellas, las perspectivas resultan favorables. Datos divulgados hoy por el Gobierno japonés dan alas a la esperanza de que el final del túnel se atisba, según la semana pasada se atrevió a opinar el Banco de Japón y hoy corrobora el Ejecutivo. En efecto, la producción industrial de Japón creció en abril un 5,2% frente al mes anterior, en que ya había registrado un aumento del 1,6%, su primer crecimiento positivo en seis meses (en enero tuvo una caída histórica del 10%). El aumento de la producción industrial fue en abril el mayor desde aquel famoso 7,9% registrado en marzo de 1953, cuando concluía la Guerra de Corea. Además, el Gobierno informó que el índice de producción industrial ha crecido todavía más en mayo, un 8,8% frente al mes anterior, así como un más modesto 2,7% en junio.

Una vez más, consigue desarrollarse en Japón la macro-economía corporativa, sumamente tecnologizada y con alto valor añadido, mientras padece la micro-economía, encargada de ocupar mano de obra intensiva (obras públicas, pequeñas empresas de componentes, servicios a personas dependientes, comercio detallista, etc.). La crisis se ceba en sectores periféricos de trabajadores. Un dato ilustrativo: más del 70% de los despidos afecta a mano de obra extranjera (con alto porcentaje de brasileños de ascendencia japonesa, entre otros), carentes de suficiente cobertura laboral y legal. Por su parte, el gobierno japonés exhibe cifras de exportación sorprendentes en este periodo de crisis. Como la población nativa tiende a mantener sus trabajos y puede seguir pensando en ahorrar, muchos en Japón se ilusionan con que, a pesar de la crisis, las cosas van tirando. Pero lo cierto es que el excedente económico producido tiende a concentrarse en un sector más reducido. Se van agudizando las diferencias económicas. Y, al enflaquecer los servicios sociales, también aumentan las diferencias sociales.

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