lunes, 5 de noviembre de 2012

Momiji

** La naturaleza se cuela en la vida de los japoneses todo el tiempo. ¿O será que ellos se hamacan sin tregua en los ritmos naturales? Las dos afirmaciones se responden antistróficamente, como en un coro de Esquilo o en la oda pindárica. En el año, dos grandes momentos de este diapasón entre el humano (que observa, se pone a tiro y se deja empapar) y lo natural (que continúa su ciclo previsor en Japón, incluso a pesar del cambio climático): 'hanami' (floración de los cerezos) y 'momiji' (coloración de árboles de hoja caduca como arces, álamos, etc.). Lo natural adopta su espontánea liturgia de brisas y lunas y ramas doradas, mientras el humano busca acoplársele lo más posible. Con mirada silenciosa, como cuando ella pasea solitaria con su cámara (¡qué foto tan expresiva, en su desnuda sencillez!). O con bullicio de grupos que se van de festejo a los parques. Esta vez me tocó llegar a Tokio en pleno momiji. Esté dentro de casa o en una sala de reunión, me sale hacer lo que a tantos japoneses: mirar por la ventana y anticipar esa vueltita que voy a dar apenas quede libre.  

** Mi fantasía de hoy es salir a pasear. Por eso, mi zazen de hoy es descubrir la modesta y otoñal plenitud de la nariz. Para que, al salir de verdad de paseo, mi mente toda ella sea nariz, toda universo. Creo que esto gustaría a Onitsura, contemporáneo y discípulo de maese Bashô (busquen algún haiku suyo). ¿Y eso qué tiene que ver con las hojas bermejas del arce? Todo. Claro que, para decir ese todo, hemos de echar mano a la poesía, al zazen, a la buena fortuna...

1 comentario:

  1. En el rocio tarde
    la flor despetalada
    me hace pensar que acaso
    nuestro destino
    se encuentra en algun lado
    pag228)Libro de amor de Murasahi

    hasta alli encontre sin buscar....
    Onitsura ¡'
    no conosco nada de él)
    hermosa foto ,complimenti!!

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