miércoles, 31 de octubre de 2012

Cuatro ojos que miran 'lo otro'

Dos que emprenden juntos una investigación. Pareja como la de los aguerridos Margaret Mead y Gregory Bateson, desde siempre admirados por mi y a los que desearía parecerme (sin apear la sencillez de mi condición). Dos seres cálidos dejándose atravesar, triturar (los términos de Dôgen se aplican del todo a este caso) por las culturas de Oceanía que investigaban. En su caso: Samoa, Bali... Ella ahora es Silvia Falcoff, de profesión arquitecto: saca fotos como estas, que irán apareciendo en próximos días, semanas, meses. Él es la mano que escribe de a poco un dietario de lo que, según ambos, ocurre ahí afuera (pero repercute con fuerza aquí adentro). Dos que deciden tejer la crónica de unos meses en Tokio, como quienes aceptan que Japón para ellos ya no es lo nuevo, sino más bien empieza a ser lo otro, algo vivo y vibrante que, si antes les llamaba la atención, ahora directamente los sacude y los interpela.

La imagen y el texto traducen modos de observación distintos, dotados de plena autonomía en tanto métodos. Sin embargo, entre ellos se establece un ámbito intermedio, algo que podríamos llamar una conversación que acrisola y decanta lo que uno y otro miran y registran. Son cuatro los ojos que miran y quieren manifestarse. A veces el texto comenta una ilustración, a veces es la imagen la que habla del tema (d)escri(p)to. En ocasiones texto y foto conviven, como dos que pasean juntos y mantienen un foco distinto, pero sin dejar de tomarse por la mano.

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