El tomo 1 de la serie "Zen" trata de la formación, el desarrollo y la vigencia de un
proceso relatado en tres etapas.
En su primera etapa, el Zen constituye un proceso inter-asiático de casi dos milenios que llega hasta Japón, una aventura de transmisión y de ruptura, de avances y retrocesos, de armonías y conflictos, de encajes o desencajes sucesivos según, por un lado, cierta unidad de búsqueda espiritual y, por otro, una variedad enorme de condicionamientos históricos y culturales.
Desde la aparición del patriarca Eihei Dôgen, en el siglo XIII el Zen inicia en Japón una nueva andadura que dura casi siete siglos y se salda con un aposentamiento del Zen en Japón y con su florecimiento espiritual y estético, cultural y político, una eclosión que empezará a menguar a partir del último tercio del siglo XIX.
Pero la historia del Zen no culmina en Japón. Durante su tercera etapa, en curso desde hace menos de un siglo, lucha por desarrollar su “raíz cultural” inicialmente japonesa según modos asimilables y claves comprensibles para el pensamiento occidental crítico, urbano, laico, profano, moderno. Se trata de un proceso en germen, en preparación, que tal vez estimule un eventual renacimiento de la cultura occidental sobre bases vivas, en algo diferentes de las que le precedieron.
En su primera etapa, el Zen constituye un proceso inter-asiático de casi dos milenios que llega hasta Japón, una aventura de transmisión y de ruptura, de avances y retrocesos, de armonías y conflictos, de encajes o desencajes sucesivos según, por un lado, cierta unidad de búsqueda espiritual y, por otro, una variedad enorme de condicionamientos históricos y culturales.
Desde la aparición del patriarca Eihei Dôgen, en el siglo XIII el Zen inicia en Japón una nueva andadura que dura casi siete siglos y se salda con un aposentamiento del Zen en Japón y con su florecimiento espiritual y estético, cultural y político, una eclosión que empezará a menguar a partir del último tercio del siglo XIX.
Pero la historia del Zen no culmina en Japón. Durante su tercera etapa, en curso desde hace menos de un siglo, lucha por desarrollar su “raíz cultural” inicialmente japonesa según modos asimilables y claves comprensibles para el pensamiento occidental crítico, urbano, laico, profano, moderno. Se trata de un proceso en germen, en preparación, que tal vez estimule un eventual renacimiento de la cultura occidental sobre bases vivas, en algo diferentes de las que le precedieron.
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