Ayer a la tarde, justo cuando estaba por comenzar nuestra sesión semanal de zazen moría en Buenos Aires Luis Alberto Spinetta. Como me evado de todo desde una hora antes de empezar la sesión, no pude escuchar la noticia en la radio. Y al terminar, ninguno de los enterados me lo dijo. En mi casa me esperaban con una noticia que me pone al borde de dos sentimientos.
Uno es la tristeza por la muerte de alguien de quien uno puede hablar sólo murmurando sus canciones, recitando sus textos. En este momento me quedo con algo que marcó a tantos en América Latina: su capacidad de llevarte al cielo de la emoción. Parece que, en algún momento, en charla abierta con estudiantes de música les dijo: "Me encanta poder hablar de lo sagrado que tiene el sonido. De esa arcilla con la que, si se tiene visión del cielo, se puede elaborar el cielo".
El otro sentimiento viene de la mano del anterior. Nuestra vida se expande cuando somos capaces de subirnos al cielo de nuestra plenitud e instalarnos tan frescos en él. Sólo orientados por la guía segura del (a)sentimiento sincero con lo que nos constituye. Los que saben que me relaciono con el Zen entenderán que, para mi, la postura vital de Spinetta es de las que brindan compañía en la vida. No porque él se interesara por este tipo de camino, cosa que ignoro y no viene al caso. Pero si porque el Zen existe (sólo existe) en el seno de quienes hacen el gesto de agarrar el cielo con las manos. Y darle forma. Y alcanzarlo.
jueves, 9 de febrero de 2012
Spinetta (1): Agarrar el cielo con la mano
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acabo de escucharle esta frase en una entrevista: "el ego es un camionero borracho".
ResponderEliminardejo una canción suya llamada "flecha zen", del disco fuego gris.
http://youtu.be/y49CsH7-tzU
adios, flaco hermoso. gassho.
qué lindo. gracias.
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