sábado, 4 de diciembre de 2010

5/12/10: Zen at the Kitchen (Mirta S. Cantos)

Aprender el camino del Buda, es aprender acerca de uno mismo. Aprender acerca de uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es estar iluminado por todas las cosas del mundo. Estar iluminado por todas las cosas del mundo es prescindir del cuerpo y de la mente propias (Maestro Zen Dogen)

Kitchen. Esta novela de Banana Yoshimoto fue escrita con lenguaje fresco y pluma rápida. Es una seria toma de posición frente al crecimiento. El pasaje de la adolescencia a la adultez en particular y a los momentos de cambio en general. Cambio pensado a partir de pérdidas y por lo tanto duelo que posibilita el crecimiento. Eso por lo menos para occidente. A su manera también para Oriente.
Está destinada a aquellos a quienes la vida dió posibilidad de crecer acompañados y queridos. Y para los que no se las dió. Se debe romper con la idea del círculo perfecto, de complementariedad absoluta de partes que dan la ilusión de un todo único. Los primeros porque creen tenerla, los segundos porque suponen que les falta.
Está escrita con mano japonesa y femenina.
Es una novela atravesada de budismo Zen.
Es una novela del darse cuenta, de la iluminación.
Este es el hilo conductor con el que realizaré el análisis de la obra.

Los personajes están relacionados por las pérdidas de seres queridos. Mikage, pierde a sus padres y abuelos. Encuentra a los Tanabe, a la cocina y al amor. Yuichi, pierde a su madre y por qué no a su padre para encontrar a Eriko. Pierde a su perro. Encuentra a Mikage. Crece como hombre y se enamora. Yuji por su parte perdió a sus padres y esposa y encontró a Eriko. Los personajes cambian. No quedan apegados ni siquiera a su sexo.
No es la muerte trágica la que está en juego. Está clara la idea de finitud y lo que produce la muerte en aquellos que la sobreviven. En un solo pasaje Yuichi hace mención a una especie de karma que compartirían él y Mikage con el cual matarían pasivamente a los que lo rodean.
Es la muerte que lleva a la vida.
Se topan con un tope, castración simbólica para el psicoanálisis. Es el conjunto de modificaciones subjetivas básicamente inconcientes que se ponen en marcha cuando el sujeto se enfrenta a una falta. Pérdidas en la obra. Tope que interpela, motor de cambio. Cuando se la asume, esta falta crea deseo. Deseo que deja de estar sometido a los ideales sobre todo paternos. Se produce un corrimiento de la pregunta ¿Qué me quieren? a ¿Qué soy ahí?. Lo asocio a la iluminación Zen que se logra.

Kitchen: nombre del título del libro y de la primera parte. De ahí en más, es cocina y está presente hasta el final de la obra.
Se transforma con Mikage. Es el lugar nutricio que la pacifica y le devuelve unidad. Es el objeto a través del cual entra en consonancia con los Tanabe. Se enamora con solo verla. Mojona este camino desconocido que se decidió a recorrer. Y finalmente es su trabajo en la vida.
De menor intensidad, pero presente en esta primera parte, es el contacto con el afuera. El exterior por momentos es protagonista, por momentos parece anticipar que va a ocurrir, en otros sólo acompaña a los hechos.
La noche lluviosa, brumosa pero, de primavera y tibia, parece hablar de su estado de conmoción antes de conocer la casa de Yuichi y a la a vez anticipa algo auspìcioso.
Se queda a dormir ahí, contenta y describe el paisaje de la noche que después de la lluvia reluce y brilla.
Al día siguiente, al despertar y conocer a Eriko y sentir que podía ser parte de todo eso, el cielo afuera –adentro inmenso resplandecía .
Describe sus estados emocionales y personajes comparándolos con las luces: “Es la oscuridad del universo” (pg. 13 .), al referirse a su soledad.
La luz tibia que brillaba en su corazón después de conocer a Eriko.

Mikage se enuncia: “soy huérfana” (pg.12). Se reconoce y acepta sola. Buen punto de partida. No es exactamente soledad de desamparo. Es soledad con conciencia de ser única responsable de ella y esto le parece magnífico.
Cree haber estado mirando la vida con un solo ojo hasta ese momento.
Así no piensa un desamparado. Por supuesto, no es sin angustia y miedo. No es un personaje negador ni omnipotente. Quiere crecer.
Hay cierta concordancia con el budismo Zen. Este sostiene la posibilidad de hallar todo al perder todo.

Luego de dormir en la cocina, acompañada por el ruido de la nevera y leyendo los avisos para cambiar de departamento, es sorprendida por la visita de Yuichi (aware.¡ Oh..Ah!). La invitación a su casa. El encuentro con el sofá y la cocina. El encuentro con el sofá en la cocina. El encuentro con la cocina. Y Eriko.
Despierta, alerta. Luego de encontrar puentes entre su vida y la de los Tanabe decide vivir con ellos.
Se reconstituye bajo el ala de Eriko y acompañada por Yuichi. Aprende a cocinar. Disfruta pero se siente un parásito. No es eso exactamente lo que busca.
Cita con Sadako. Su antiguo “algo”. “Personaje interesado en la botánica”. Frase contundente. Iluminación. Se da cuenta de qué le interesa al joven. No es ella. Son las plantas.
Hombre perfecto. Familia perfecta. Principios claros y sólidos (al estilo de Confucio). Demasiado apegado a las cosas.
Ante él, como suele suceder ante hombres así, ella había llegado a despreciarse a sí misma.
Sólo se preocupa por Mikage en el punto donde el accionar de esta se le hace escandaloso. ¡Vive con los Tanabe! ¡Con Yuichi! ¡La novia lo abofeteó por esta situación irregular!
Mikage frente a él se siente triste de ser ella misma. Iluminación: están en búsquedas diferentes.
Él, sometido a los ideales establecidos.
Ella añora el sosiego de los Tanabe.
Lo despide …para siempre.
A él y a esa parte de ella que integraba la foto de la pareja perfecta.
Se despide también de su casa.

Deja el lugar de la infancia, de la dependencia protegida, donde recibió amor y apoyo básicos para la independencia. Nuevo encuentro con un vacío que le permite oír el ruido de cacerolas . Las cacerolas la llaman. La cocina será su profesión.
¿Y qué pasa con los hombres? Siempre había hecho todo muy de prisa. No sabe que siente por Yuichi. No quiere traerle problemas.
Tiene un bellísimo sueño. Combinación de imágenes y canciones. Al estilo de la prosa de La Historia de Genji o de El Libro de la almohada. Es un sueño compartido. Aparecen ambos con un futuro común. Pero no es tiempo todavía.
Es un último diálogo con Eriko que la ilumina: se va a vivir sola.

Eriko. Personaje que la fascina. Personaje fascinante. El más interesante de los tres. Es más que el travesti del que hablan las críticas. Es más que una reflexión sobre nuestra naturaleza mixta y sobre el género que se adopta.
Representa la posibilidad de cambio y de elección. Sin escrúpulos. Saltea las contradicciones. No sé es A ó B. Los contrarios coexisten. Plantea la vida como una espiral que convoca transformaciones a veces tan masivas como las del personaje. No sin códigos o valores. Le aclara a Mikage que para ser independiente hay que cuidar de algo: así se encuentran los propios límites. Consejo necesario.

Comienza la segunda parte del libro. Cambia la problemática. El exterior no tiene relevancia. Las luces ya no describen personajes. La cocina ocupa el lugar de todos ellos.
Eriko muere.
Yuichi. Personaje que atendía, mimaba y se ocupaba de estas dos damas con un estilo muy varonil, facilitando a los de su entorno a que vivan y crezcan. Sin pedir nada. Se quiebra. Su reacción está cerca de abandonarse al desamparo. Llama a Mikage.
En medio de presencias que evocan ausencias, temática repetida en la obra, se pone en juego la relación entre ambos.
Se produce la visita de la tradicional amante despechada, no sólo de naturaleza japonesa, al lugar de trabajo.
Okuno, debe aceptar la manera que ante ella se presentifica la castración simbólica, es decir que ella no es la elegida de Yuichi y que, intentando sacar del medio a la que sí lo es, no logrará serlo. Es tomada por moralista y atrevida. Sin embargo dice algo que es cierto: Mikage está muy distraída pensando en ella misma. No piensa en Yuichi.
Chika-chan desde otro lugar le transmite algo parecido. Yuichi siente que si Mikage logró estar bien, él ya no le hace falta.
Él necesita que lo necesiten y ella se deja querer. Posiciones que cuando se vuelven rígidas llevan al suicidio del amor.
La individualidad tiene un tope. Cuidar a otros según Eriko es principio de todo.
Con espontaneidad Miyaque logra hacer los cambios necesarios y finalmente se encuentran.

Bibliografía:
Chemama, Roland (1998):Diccionario del Psicoanálisis. Amorrortu Ed.
Rubio, Carlos (2007): Claves y textos de la Lit japonesa, Madrid: Cátedra
Silva, Alberto (2010):Libro de amor de Murasaki. Valencia: Pre-textos
Yoshimoto, Banana (2008): Kitchen. Traducción de Junichi Matsuura

0 comentarios:

Publicar un comentario