sábado, 19 de junio de 2010

20 junio 2010: Lo que es vivo, ofrecerlo en su vivacidad


La docencia procede como un organismo vivo. Llena de interacciones, abierta a evolución y crecimiento, capaz de aproximar a las personas creando relaciones no previstas en ningún guión. Así el Seminario de Literatura Japonesa en la Universidad de Buenos Aires, que se acerca a su final. Entre numerosos intercambios espontáneos (en aula o mail mediante), elijo uno con alguien a quien, para entendernos, llamaré María. Al terminar la cursada se abre el espacio de las monografías, nueva ocasión de charla entre quienes, desde lugares diferentes, no hacemos más que mirar hacia un mismo punto: la rica e incitante tradición japonesa. La Virginia Woolf pensativa que aparece en la foto, ¿acaso está escribiendo sobre su muy estimada Murasaki Shikibu?
Vuelvo al tema del post: sin ninguna “edición”, aquí va el muy veloz y confiado cruce de mensajes (nada preocupados por ajustar su casual y casi oral lenguaje). Decía así:

Estimado Profesor:
Le escribo para hacerle una consulta acerca de la monografía. El curso me viene interesando mucho; pero a la hora de definir sobre qué trabajar no se cómo hacerlo. Muchas veces, si bien sigo lo que se está tratando, me cuesta ubicarlo en algún mapa de referencia... Creo que tiene que ver con que se trata de un estudio totalmente nuevo, y también con que estoy bastante ocupada.
Quiero llegar a que tengo ganas de trabajar algo bien básico y general, quizás sin ver alguna obra en particular. Hay algunos puntos que me llaman muchísimo la atención y me gustaría elegir alguno para trabajar:
-el zen, la consideración del tiempo y del instante
-el budismo como forma de "ser" y no un "hacer"
-la naturaleza, ¿por qué aparece tanto? ¿por qué importan tanto los jardines?
-la concepción de la muerte -supongo que implica una concepción de la vida!- (este punto me gusta menos... como muchos artistas, parece que Yasunari Kawabata también se suicidó. A lo largo de la carrera siempre me llamó la atención la cantidad de escritores que se suicidaron; me pregunto qué hay detrás)
Quería pedirle entonces algún consejo. Estuve mirando el material de Campus Virtual, pero no estoy segura de qué puede servirme.
Si hago un esfuerzo y rindo todos los exámenes en Julio, me recibo (si no será en Septiembre). Me gustaría entonces, si es posible, poder entregar la monografía la semana del 12 de Julio.
Desde ya muchas gracias, María.



Hola María:
Gracias por tu mail y tu manera de recibir el curso. Si entiendo bien, quieres acabar la carrera en julio y por otro lado quieres hacer un bonito trabajo. OK, nos podemos arremangar.
Es normal que tengas varias dimensiones que te interesan y que dudes en tu elección. Pero veo que te atraen cosas muy relacionadas entre sí. Aquí van puntas, por si te pueden ser de utilidad.

Me centro en el primer ángulo que propones: el tiempo y el instante (un temazo).
- Tienes allí todo el haiku. En este caso, se trata de instantes vinculados a una observación (forma de percepción muy agudizada propia del zen). Algo mínimo abre al ámbito de una presumible totalidad; esa es la paradoja del haiku. En eso, el haiku es algo que pasa en/con la mente (aunque luego se explaya en una "narración", más breve que en Monterroso, a partir de una mirada proyectada sobre algo natural).
- Desde otra perspectiva, tienes el Genji Monogatari. En el caso de Shikibu, el instante es fruición, conmemoración de un uso corporal, conciencia que alguien toma de estar vivo, a través de sus cinco sentidos (agudizados por las prácticas amatorias, literarias, religiosas, etc.; observa que, por otras vías, se llega a los mismos parajes que mediante el haiku o el zen: en la corte de Heian no era precisamente meditación a lo que se dedicaban).
- Bien mirado, en sí mismo el budismo ES "ser" fuera del tiempo "normal" (vale decir: abstracto, metafísico): Buda (que traducen doblemente: estar despierto o El que está despierto) significa reducir la existencia a un instante, desde el que se abarcan todos los eones (secciones de 10.000 años, forma japonesa de referirse a la eternidad). La reducción acaba siendo una amplificación.
- Por eso los japoneses coherentes con su herencia nipona (son sólo algunos, no tantos como desde fuera uno podría imaginar) se toman la muerte (y la variante -- anti-natural -- de la detención voluntaria de la vida) como evento ligado a una concepción "elástica" del tiempo: una concepción fuera de toda concepción "moral", fuera del anatomismo del esquema crecimiento/decadencia/deceso. Tienes razón en pensar que la muerte implica para ellos “una concepción de vida”. Es que la muerte no se opone a la vida. La existencia (incluso la existencia en su máxima plenitud imaginable, la de los maestros por ejemplo que "llegaron" al satori) es un mix de vida y muerte, de ignorancia y de conocimiento, luces y sombras, gozo y dolores.
Yendo a lo que tienes en Campus. Lee a fondo una punta de haikus de la antología. Luego los capítulos disponibles del Genji, el discurso Nobel de Kawabata e incluso el de Ôe. Seguro que de todo ello, bien batido, sacas un postre delicioso.
Te lo deseo. Un cordial saludo, Alberto

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